Viernes 29 de noviembre de 2019.-

Integrar a los actores del proceso de cultivo de ostión del norte y a su vez validar un modelo socio productivo de este preciado producto es lo que se está realizando en el liceo Carmen Rodríguez de Tongoy. La iniciativa, que impulsada por AquaPacífico y apoyada por Corfo, surgió como propuesta de solución al problema de los acuicultores de la zona: la escasez de semillas de ostión del norte.

Para generar ese abastecimiento, se planteó un modelo para transferir larvas desde el Centro Acuícola AquaPacífico en Tongoy al Liceo Técnico Carmen Rodríguez, de modo que sus alumnos realicen los procesos de fijación larval y pre engorde de las semillas, generando a su vez el alimento de microalgas en el laboratorio del establecimiento. Así, los estudiantes se capacitan en estas técnicas, ampliando sus posibilidades laborales y expectativas de calidad de vida. Además, también pueden hacer prácticas en AquaPacífico, beneficiando a las tres partes involucradas en el proyecto.

Perla Araya, directora del Liceo Carmen Rodríguez, sostuvo que el proyecto ha permitido que el establecimiento educacional “vuelva a mirar al mar, lo que es importante porque muchos de nuestros alumnos son hijos de pescadores o de gente que trabaja en la bahía. Ahora sienten que lo que aprenden les sirve y que no están obligados a irse de Tongoy para acceder a oportunidades de trabajo”. Asimismo, destacó que el proyecto “es un aporte para la comunidad, considerando que el tsunami del 2015 generó muchas pérdidas y hay sectores, como los ostioneros, que todavía no se recuperan totalmente”.

Por su parte, Óscar Leiva, docente a cargo del proyecto en el liceo, enfatizó el componente ambiental de la iniciativa, que va en línea -según afirma- con la preocupación que tiene el sector ostionero “por mantener limpia la bahía y evitar cualquier posible contaminación”. Explica que “el hatchery del liceo cumple con todas las normas ambientales y se les pidió opinión a todos los servicios. Tratamos el agua para sacarla de la bahía y llevarla al laboratorio, y después tenemos que volver a purificarla con decantadores y luz ultravioleta para devolverla al mar”.

Daniel Machuca, estudiante del 3°A del liceo, señaló que, “es bastante interesante trabajar aquí. Yo llegué hace un año y ya se nos preparaba y motivaba a optar por el área técnica y esta es una oportunidad para conocer cómo trabajar y aprender de manera autónoma, sobre todo en etapas en las que se practica el cultivo de larvas y ostiones. Por eso, me gustaría especializarme en el área de microalgas, trabajando en un futuro como biólogo marino».